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jueves, 24 de julio de 2014

ADORACIÓN FÍSICA DE UN AMO

Para un sometido, el cuerpo de su Dominador es sagrado, tiene prohibido tocarlo excepto cuando se le ordena o concede permiso. En esas ocasiones  el dominado tiene oportunidad de demostrar la profunda admiración que por su Dueño sienta.

ADORACIÓN DE PIES
En la mayor parte de las culturas, los pies son considerados no solo la parte inferior del hombre, sino que, al ser el sitio más cercano al piso, representa lo menos deseable de la anatomía, los pies son símbolo de lo más bajo y sucio.

Esto no funciona así en una relación de Dominio-sumisión, ya que el sumiso coloca a su Amo en un nivel superior al suyo. Esa superioridad es un simbolismo que concretiza mediante el acto de adorar sus pies.

Cuando lo hace, el sumiso no solo está proporcionando placer físico a su dueño, también está aceptando su condición de inferioridad, reconoce que su sitio está por debajo, y además, confirma que no hay ningún acto, por más humillante que parezca, que no esté dispuesto a realizar, con tal de ver a su Amo gozar.

La adoración de pies no es un simple acto erótico, sino que involucra expresiones y sentimientos profundos. En ese sentido, es más un ritual con un intenso contacto emocional que traspone la mera experiencia física. Las indicaciones para que la adoración de pies alcance un nivel de ritual son:

1.    Para iniciar, el sumiso se coloca en una posición inferior, ya sea a menor altura o al final de las extremidades de su Amo. Procede a continuación a descalzarlo. Si su Amo así se lo permite, podrá colocar su calzado ante su nariz y aspirar el olor de su interior. Luego, sin quitar sus calcetines, colocara ambos pies sobre su cara aspirando así el olor impregnado en sus calcetines, hará esto hasta que su Amo le ordene que desnude sus pies. Este proceso siempre debe ser en silencio absoluto, con calma pero sin lentitud. Tratando que cada movimiento refleje devoción y entrega.

2.    El sumiso toma los pies desnudos de su amo e inclinándose todo lo que le sea posible, los pone sobre su cabeza manteniéndolos así unos instantes,  mientras que con los ojos cerrados se concentra y piensa en silencio en cosas como: “mi Amo me ha dado la oportunidad de acariciar su sagrados pies, estar físicamente bajo de ellos es un verdadero privilegio, pondré todo mi empeño para mostrarle cuanto lo admiro y lo respeto. Con mis caricias le diré que quiero estar bajo su voluntad, su fuerza y sus deseos, que estoy dispuesto a hacer cualquier cosa que él disfrute”.

3.    La estructura del pie se compone de cuatro aéreas: empeine, planta, bordes y dedos, y en ese orden se acarician centímetro a centímetro. La adoración de los pies puede dividirse en cinco etapas.
a)    Etapa de preparación. El sumiso sostiene entre sus manos el pie del Amo, mientras olfatea como un animal cada una de sus áreas, solo toca la piel con su nariz.
b)    Etapa de reconocimiento. Primero, dando pequeños besos con los labios cerrados se acaricia el empeine y planta del pie, y a continuación, abriendo la boca, lentamente se va chupando centímetro a centímetro todo el pié (en esta etapa no se introducen los dedos en la boca, sino solo se acarician las yemas).
c) Etapa plena. Se chupan individualmente los dedos. Con la lengua bien mojada, como si se tratara de una brocha llena de pintura, se pasa a lo largo del empeine, por la planta y en medio de los dedos. Primero se chupan individualmente y finalmente se introducen todos juntos en la boca del sumiso.
d) Etapa intensa. Se alternan la succión húmeda con mordidas suaves en el talón, borde y planta teniendo cuidado de no lastimar la piel.

El sumiso debe de concentrarse en su labor sin dejar de monitorear las reacciones de su Amo, tratando de identificar sus áreas más sensibles y el tipo de caricias que más disfruta, para incrementar el placer de su Señor.

Una buena lamida de pies es como la interpretación de una sinfonía, en la que el orden, ritmo, cadencia, intensidad, pasión y entrega son fundamentales para obtener un buen resultado.