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miércoles, 16 de julio de 2014

EL SUMISO

El sumiso es quien acata, quien obedece, el complaciente, el humillado, el castigado, el doblegado, el sometido, el que es usado, el que es penetrado; y es también, el que goza con todo esto.

Un sumiso lleva en su interior un sentimiento secreto más poderoso que su razón. La sumisión puede ser también, socialmente un acto de rebeldía, de rechazo hacia las normas impuestas mayoritariamente. Un ejercicio de la libertad individual, ya que un dominado, es un individuo que haciendo uso de su libre albedrío, cede y entrega su voluntad en favor de alguien de su elección. Bajo esta perspectiva, no resulta ilógico afirmar que es también, el acto de Amor mas profundo que pueda haber entre dos individuos, al regalarse a si mismo para contribuir al placer de otro.

Ante su dominador, el dominado se auto concibe como hecho para satisfacer a su Amo, es capaz de experimentar un intenso goce mientras es sometido a prácticas que, para alguien “normal” resultarían sucias, humillantes y agresivas, pero para él son gozosas. De hecho, para un sumiso de este nivel, entre más fuera de lo usual sean las prácticas a que es sometido, mas excitantes y placenteras le resultan.

El sometido trata de colocar a su Dominador en un pedestal cada vez mas alto. Necesita sentir a su dueño cada vez mas fuerte, mas poderoso, mas inalcanzable. Esto lo lleva a considerarse a si mismo cada vez mas pequeño, menos valioso, mas nulo, hasta el grado de llegar a percibirse como un gramo de polvo, y a su Dueño como un dios. Cuando eso ocurre, entonces cada insulto recibido es una halago para él; cada castigo es un privilegio; cada orden recibida, una oportunidad de mostrar su adoración.

Obviamente esto es una apreciación de ambos, pero no por ello menos real ni menos importante. Todo esto ocurre a través de un proceso que no es sencillo y que generalmente requiere de varios meses, durante el cual ambos se van conociendo y adaptando. Poco a poco van desarrollando y dosificando las prácticas de sumisión, diversificando y aumentando en cada sesión el nivel de sometimiento.

Tanto la humillación como el castigo es relativo. Hay casos en los que son exclusivamente simbólicos y otros que pueden ser inconvenientes.
Aquí haremos un paréntesis para considerar que la sexualidad es parte de la vida de las personas, no es lo único que existe, sino un complemento con otros elementos como la familia, el trabajo, las relaciones sociales, el deporte etc. El límite que tiene un sumiso sobre su relación es que, por causa de sus prácticas se vean afectadas el resto de sus otras actividades.

Las relaciones de Dominio-sumisión siempre es consensuada aunque no siempre de forma explícita. Sin embargo existen relaciones en las que las prácticas no son totalmente seguras, y conllevan riesgos demasiado altos. Igual que en cualquier otro tipo de relación sexual, los participantes son igualmente corresponsables de las consecuencias.

En el sentido funcional un sumiso posee características conductuales, o competencias mediante las cuales puede comprobarse el grado de servilismo que posee. Para que un sometido pueda calificar con excelencia, debe haber desarrollado de manera eficiente las siguientes competencias:

a)    Capacidad para adorar a su Dominador física, mental y espiritualmente.
b)    Disposición para acatar y cumplir las órdenes que reciba.
c)    Entrega para recibir humillaciones físicas, verbales o mentales.
d)    Resistencia física y mental para soportar castigos.
e)    Aceptación de la autoridad incuestionable de su dominador.
f)    Aspiración de mejorar como sumiso día a día.

Al principio un sumiso puede estar muy dispuesto a representar su papel, pero estar sub entrenado para realizarlo, por lo tanto, un Amo no puede esperar que en la primera sesión el siervo desarrolle todas las competencias antes señaladas.

Puede ocurrir que algunas prácticas le resulte imposibles de obedecer o soportar. En esos casos, el sumiso puede pedir perdón y solicitar a su Amo que dicha orden o práctica le sea cambiada por otra. Esto no le exime que su Master le imponga un castigo extra, y prometa trabajar para llegar a cumplir en el futuro con esa práctica.

Una relación sadoservilista es una mezcla de sentimientos instintivos e inconscientes, y conductas voluntariamente aceptadas. Sin embargo, la dinámica del mundo sadoservilista solo puede ser comprendida cabalmente por alguien que haya experimentado alguna práctica de dominio y/o sumisión.